Los problemas de contar con excesivas señales y semáforos en las ciudades


El aumento constante en el número de señales y semáforos que han sufrido las principales ciudades del mundo, no siempre tiene asociado una mejora de la seguridad vial en las mismas, siendo en ocasiones contraproducente esta abundancia de regulación.

Este aspecto, ya había sido tratado en otras ocasiones en Tecnocarreteras («Analizando la conveniencia de contar con un número tan elevado de semáforos en las ciudades«), y hoy vemos cómo un reciente informe elaborado por el Instituto de Asuntos Económicos del Reino Unico (AIE) ofrece unas conclusiones muy a tener en cuenta:

  • 1.- En los últimos años Inglaterra ha aumentado en un 25 % la cantidad de semáforos, a pesar de que la flota de vehículos sólo se ha visto incrementada en un 5 %, y la longitud total de la red viaria en un 1,3 %.
  • 2.- Igualmente, el número de señales relacionadas con la necesidad de reducir la velocidad se ha visto aumentada en aproximadamente un 100 % durante el periodo indicado.
  • 3.- Esta proliferación de semáforos se ha demostrado inútil, estimando el estudio que aproximadamente un 80 % de los semáforos que hay en la actualidad en el Reino Unido se podrían eliminar.
  • 4.- Igualmente la excesiva abundancia de señales supone un retraso adicional de 2 minutos en los desplazamientos de cada vehículo, lo que representa un coste económico elevadísimo.
  • 5.- Es necesario promover políticas que potencien la cooperación voluntaria entre usuarios de la carretera, fomentando el concepto de espacios compartidos, y eliminando regulaciones que no aportan realmente nada a la seguridad.
  • 6.- Estudios efectuados en regiones que han apostado por este tipo de políticas son muy significativos:
    • En Ashford, se produjo una reducción del 41 % en el número de accidentes con víctimas en los tres años siguientes a la apuesta por estos conceptos (reducción de señales y fomento de la cooperación), así como una menor contaminación.
    • En otras regiones, como Portishead, se comprobó que la circulación no sólo no se resentía ante un fallo en el sistema de semáforos de la región (ocurrido en 2009), sino que la fluidez del tráfico mejoraba.

Resulta, por tanto, importante volver a revisar la utilidad real de las diferentes señales implantadas, teniendo en cuenta que un exceso de las mismas, o la colocación de aquellas que no son realmente imprescindibles, puede ocasionar los efectos contrarios a los deseados.