Soluciones baratas y sencillas que pueden contribuir eficazmente a mejorar la seguridad vial en las carreteras


Los seres humanos somos complejos, y no siempre respondemos de una forma lógica ante los estímulos, lo que lleva a que sea necesario muchas veces determinar las formas más efectivas de conseguir los resultados deseados, en cualquier ámbito de la vida.

En el caso de la seguridad vial, no es distinto, y de la misma forma que ya hemos visto en otras ocasiones en Tecnocarreteras aspectos muy curiosos, como el efecto que tiene el color del asfalto y los vehículos en la seguridad vial, o el uso de la psicología positiva para fomentar buenos hábitos de conducción, hoy vamos a mostrar qué medidas pueden ser más eficaces para conseguir reducir los accidentes de tráfico, que leemos en el blog de BBC Mundo.

Hay medidas que parecen funcionar de forma clara, como el uso de radares de tramos en vez de los radares habituales, que consiguen reducir la velocidad media de los usuarios, y conllevan una disminución del número de accidentes en los lugares donde se implantan.

Otras medidas son más sutiles, como aquellas que se utilizan en determinadas obras en las carreteras donde las primeras señales que ven los usuarios van acompañadas de caras o gestos tristes, que se van suavizando y sonriendo al final de la obra, para evitar la frustración del usuario por haber tenido que ir a una velocidad más reducida durante un tramo largo.

En otros lugares, como la India, donde el número de accidentes es mucho más elevado, están surgiendo empresas, como Final Mile, que se han especializado en el uso de juegos y métodos psicológicos para reducir los accidentes. Para conseguir que conductores despistados presten atención, han instalado regulares de velocidad – o topes – diagonales en la carretera, en vez de perpendiculares. Esto hace que las ruedas delanteras del vehículo lo crucen de una en una, provocando un vaivén del mismo, que lleva a tener que reducir considerablemente la velocidad del vehículo, sobre todo por la sorpresa. En algunas zonas, se complementa esos topes pintándolos con lineas amarillas más anchas, que los hace parecer más elevados, y aumenta el efecto.

Otro trucos utilizados no son tan elaborados, y consisten únicamente en pintar líneas puntiagudas en la carretera, que puede llevar a los usuarios a reducir la velocidad, ante la aparente sensación de peligro.

Otro novedoso experimento que ha tenido un gran resultado es el efectuado por el Departamento de Transporte de Chicago, para evitar los choques habituales en una curva de la calle Oak Street. Después de probar todo tipo de medidas y señales, en el municipio se decidió pintar líneas blancas en la carretera, cada una de ellas con menor separación de la siguiente, conforme más se acercaban a la curva. Esta ilusión óptica de que se acortan las distancias, hace que los conductores tengan mayor sensación de velocidad, lo que les lleva a reducir la marcha. Se comprobó, durante los 6 meses siguientes al pintado de estas líneas que se redujeron en un 36 % los accidentes en esa zona, una cifra muy considerable.

Estas medidas, muchas veces funcionan mejor que las señales viales tradicionales, ya que actúan directamente en el subconsciente, que nos lleva a tomar las decisiones a las que se nos guía, de forma más automática.

Igual que vimos hace unos días que reducir el espacio de los carriles podía contribuir a hacerlos más seguros, todavía hay mucho que aprender del uso de la psicología bien adaptada a mejorar la seguridad vial en nuestras carreteras.