Si algo caracteriza a la sociedad actual es un cambio muy acusado en su modo de consumir, pasando de un modelo basado en la propiedad a otro basado en el uso y su pago cuando se necesita.
Este cambio de modelo también se ve reflejado en la movilidad, y poco a poco vemos cómo hay más reticencia en la adquisición de vehículos privados, y cada vez los ciudadanos tienen más en cuenta alternativas relacionadas con la MAAS (Mobility As A Service), de pagar por uso.
Además, para facilitar este nuevo modelo, diferentes proveedores se están uniendo para ofrecer al usuario un pack de servicios que pueda contratar, que le permita luego realizar sus desplazamientos combinando los medios de transporte más adecuados para cada momento o parte del trayecto. La complejidad surge en la gestión de los pagos y los repartos (entre diferentes proveedores), y la implantación de sistemas comunes a todos ellos, pero esto se irá resolviendo conforme cada vez se demande más el uso de este tipo de sistemas.
La crisis del coronavirus ha afectado a todo tipo de movilidad, ya que muchos usuarios han descubierto que muchos viajes eran prescindibles, y que muchas tareas se podían resolver de la misma forma mediante el teletrabajo, pero esto no tiene por qué afectar a este nuevo modelo de movilidad. Es más, precisamente se pone en más valor el no tener un dinero parado (con un coche particular sin usar, por ejemplo), y la libertad de poder pagar cuando se necesita un servicio, pero no si no hace falta.