Conseguir unos semáforos capaces de adaptarse dinámicamente a las necesidades del tráfico puede constituir la diferencia entre tener un tráfico fluido o habituales atascos en la ciudad.
Para buscar mejorar la eficiencia de sus semáforos, en Australia están desarrollando un ambicioso proyecto que pretender transformar su red de semáforos tradicionales en unos nuevos semáforos inteligentes que consigan gestionar mucho mejor el tráfico.
Para ello, el proyecto (liderado por CISCO, y con un presupuesto inicial de un millón de dólares) constará de dos fases:
- Fase 1:
- a) Dotar de sensores las vías de acceso, para conocer exactamente lo que ocurre en las mismas: Vehículos que pasan, velocidad, peatones…
- b) Introducir toda esta información en el sistema informático desarrollado para determinar la duración y alternancia de las luces de cada semáforo.
- Fase 2:
- Aplicar las mismas infraestructuras para determinar la localización y movimientos de los vehículos autónomos.
Parece obvio que, antes de llegar a los vehículos autónomos hay que ir dando pasos también en la modernización de las infraestructuras, y esta idea va en esa línea: Modernizar para las necesidades actuales pero ya teniendo en vista las necesidades también de los vehículos autónomos.