Uno de los mayores problemas a la hora de construir una carretera es la estabilidad de los taludes y laderas que la rodean, o sobre los que se asienta. Aunque atajar el problema es prácticamente imposible, sí que existen herramientas para controlar estos deslizamientos, permitiendo actuar con antelación sobre la zona afectada, y evitando males mayores.
La estabilidad de una ladera depende principalmente de su geometría (altura e inclinación) y de la composición del suelo que la forma. Un deslizamiento se produce por la rotura y desplazamiento de una cuña de suelo, lo que ocasiona un desmoronamiento de la ladera o talud. Las causas que provocan los deslizamientos son de naturaleza muy diversa: filtraciones de agua, vibraciones, socavaciones, etcétera.
Para controlar en la medida de lo posible este tipo de movimientos del terreno, una de las técnicas más novedosas y que se está implantando paulatinamente en todo el mundo es la conocida como Ground-Based SAR (GB-SAR). Esta técnica es utilizada para monitorizar las formaciones de deslizamientos del terreno, glaciares, para predecir avalanchas…
La técnica en sí se basa en un sensor que emite energía y, una vez reflejada en el objeto a monitorizar, recoge la respuesta recibida. Con un único sensor se puede monitorizar una superficie aproximada de 1km2. Con los datos obtenidos, se generan imágenes en las que se representan los desplazamientos detectados, variando el color en función de la cantidad de desplazamiento detectada. Además, debido a que utiliza las microondas para la detección de los desplazamientos, y no la posición GPS, el sistema ofrece una gran exactitud en las medidas tomadas.