En Madrid, dos de las principales Universidades existentes, la Carlos III y la Universidad Europea, han centrado sus investigaciones en el desarrollo de coches inteligentes, capaces de detectar de forma automática las señales, avisar ante problemas, y llegar a conducir de forma automatizada.
- En la Universidad Europea de Madrid se ha desarrollado la plataforma experimental SACAT (Sistema de Alerta y Control de Accidentes de Transporte por Carretera). El sistema, desarrollado conforme a las especificaciones del servicio paneuropeo de llamada de emergencia e-Call, concentra varias líneas de actuación en un único prototipo: genera una alerta de emergencia automática y, de forma simultánea, registra en una ‘caja negra’ algunos datos de interés sobre la colisión.
- La tecnología que integra en vehículo se trata de tres cámaras de visión artificial, un modem GPRS para el envío de mensajes en caso de accidente, un adaptador bluetooth para el establecimiento de una conexión con un teléfono móvil 3G convencional, y una pantalla táctil en el salpicadero.
- IVVI, el vehículo inteligente de la Universidad Carlos III de Madrid, que mediante un conjunto de cámaras (hacia el exterior y hacia el interior) y sensores colocados, ofrece un amplio conjunto de servicios y sistemas de ayuda a la conducción:
- 1.- Detectando los límites de la carreteras y de los carriles, gracias a las cámaras instaladas, y clasificándolos. Por ejemplo detecta líneas continuas (donde no se puede adelantar), discontinuas, y carriles de aceleración.
- 2.- Detectando y reconociendo de forma automática las señales de tráfico, por su forma y color, gracias a sus algoritmos de búsqueda.
- 3.- Detectando también, con las mismas cámaras del coche, a los peatones que puedan suponer un peligro, con el objetivo de poder avisar al conductor (o frenar de forma automática), y de esta forma evitar los accidentes.
- 4.- Reconociendo cuando el conductor está comenzando a quedarse dormido, con las cámaras que hay dentro del vehículo
- Proyecto Sensroad (desarrollado también en la Universidad Carlos III de Madrid), sensores ópticos (que se pueden colocar en cualquier ubicación – no necesitan estar en contacto físico con la superficie a medir, al estar basados en un sistema óptico) capaces de monitorizar de manera remota y en tiempo real el estado de la calzada (presencia de agua o hielo sobre la superficie de la misma), para mejorar la seguridad vial de los conductores.