El esparcido de sal para evitar la formación de placas de hielo en la carretera es una técnica que en algunos países del norte de Europa, más habituados a la nieve, han desechado por los problemas que conlleva su uso continuado.
Además de resultar corrosivo para las carrocerías de los vehículos, el exceso en el esparcido de sal puede provocar un impacto altamente negativo para los ecosistemas. La flora y fauna se ve afectada al absorber la sal los suelos colindantes cuando se disuelve con el agua y se filtra. Por esa misma razón los acuíferos también pueden acabar teniendo un exceso de salinidad.
Para tratar de evitar estos inconvenientes, el equipo de Gestión Sostenible del Centro Tecnológico Cartif de Valladolid y el equipo de vialidad invernal de la empresa Collosa llevan estudiando desde el año 2009 posibles alternativas al esparcido de sal dentro del proyecto Vialcyl. Según acabamos de conocer a través de Innovaticias, recientemente han experimentado con éxito en la carretera autonómica LE-321 en la provincia de León con dos corrientes excedentarias de la fabricación de azúcar.
En su afán por encontrar sustancias capaces de ser eficaces contra el hielo y que a su vez resulten inocuas para el medio ambiente han trabajado con melaza de la industria azucarera, residuos derivados de la elaboración del vino e incluso con lacteosueros procedentes de empresas lecheras.
Esperemos que los buenos resultados obtenidos sirvan para encontrar una alternativa económica, viable y ecológica al tradicional uso de sal para mantener limpias de hielo y nieve las carreteras en invierno.