El respeto al medio ambiente, mediante la búsqueda de materiales y procesos productivos menos contaminantes, está experimentando en los últimos tiempos un gran auge debido a la progresiva concienciación de los ciudadanos en esta materia.
La construcción de las carreteras es un proceso complejo, en el que intervienen un importante número de elementos, como el tipo de firme o pavimento elegido (y su fabricación), que deben ser analizados para disminuir la «huella ecológica». Si ya en este blog nos hemos hecho eco anteriormente de interesantes proyectos que van en esta línea, como el «Asfalto que descontamina» o el proyecto «Asfaltos Verdes«, hoy vamos a presentar la innovación desarrollada por el Instituto Tecnológico de rocas Ornamentales y Materiales de Construcción (Intromac) para conseguir carreteras más sostenibles.
Gracias al proyecto de Intromac, subvencionado por la junta de Extremadura, se ha conseguido desarrollar la tecnología que permite fabricar las mezclas bituminosas que conforman los firmes actuales, a temperaturas inferiores a 160 ºC (se consigue una disminución en la temperatura de fabricación y puesta en obra de unos 25 ºC, con unos resultados similares), con lo que se requiere un menor consumo de combustible, que redunda en la consiguiente disminución de emisiones de gases de efecto invernadero, la disminución de olores, vapores y partículas en suspensión, entre otros beneficios medioambientales.
Este desarrollo se ha basado en la utilización de dos tipos de materiales: Por una parte, se han usado betunes especiales a menor temperatura, y por otra, se ha utilizado betún tradicional, al que se le ha añadido un aditivo de aluminosilicatos (Zeolita), mezcla que ha permitido ofrecer las propiedades anteriormente indicadas.
Esta experiencia pionera, que ya ha sido implantada con éxito en un importante tramo de carreteras de Extremadura, demuestra que es necesario intentar optimizar cada proceso, y cada material de la carretera, ya que el impacto asociado a pequeñas mejoras, puede ser muy beneficioso.