Uno de los beneficiosos efectos colaterales que ha tenido la crisis del COVID es la reducción de la contaminación de nuestras ciudades, ocasionada por las restricciones que se han sufrido relativas a la movilidad.
Según una investigación de la UPV, la contaminación por dióxidos de nitrógeno se ha reducido en un 64 % de media en las ciudades españolas ,consiguiendo que por primera vez en mucho tiempo las principales ciudades estén dentro de los límites saludables indicados por la OMS.
Tener una mejor calidad del aire es algo de vital importancia para tener una mejor calidad de vida, por lo que es algo que sería fundamental tratar de mantener, reformulando viejos esquemas de movilidad que no se deben mantener, y buscando ciudades donde sea más saludable vivir.
Ahora que poco a poco se va volviendo a la actividad normal, sería el momento idóneo para conseguir que la nueva normalidad que vamos a tener ahora ponga el foco también en el respeto al medio ambiente, y que las ciudades prioricen de una vez tener un aire limpio y unos espacios habitables.
De esta forma sí que podríamos conseguir que esta terrible crisis vivida al menos tuviera un aspecto positivo.