Cada día más autoescuelas y centros de formación están apostando por incorporar medios tecnológicos como simuladores y realidad virtual que permitan a sus alumnos mejorar (o aprender) ciertas prácticas de conducción, con la comodidad y seguridad de poder realizarlo en la misma oficina.
Estos medios además permiten enseñar en situaciones que de otra forma sería complicado conseguir, como situaciones muy adversas – con mucha niebla, lluvia o nieve – pudiendo centrarse en indicar las pautas a realizar, sin el peligro de tener que afrontar el peligro real que tendría en la calle.
Igualmente, es un sistema muy útil para vencer ciertas fobias a usar el vehículo después de un accidente, o por primera vez, que padecen algunas personas.
Los simuladores, que desde hace tiempo son muy usados por fabricantes de vehículos para mejorar la seguridad en los mismos, cada vez se están incorporando a más áreas, y esta de la formación es una de la que más potencial y sentido puede tener.
Seguro que cada vez es más habitual que las autoescuelas y los centros de formación los vayan incorporando, por las enormes ventajas que se pueden obtener de un uso adecuado.