Cada vez es más habitual comprobar cómo las grandes ciudades van reduciendo e impidiendo la entrada de vehículos a sus centros históricos, para que estas zonas sean más amigables a los peatones, y para promover otros medios de transporte más sostenibles.
Aunque está la solución de prohibición (total, o por matrícula par/impar), hay otras medidas, menos drásticas, que también se están mostrando muy eficaces. Por ejemplo, en Oslo, ciudad con gran experiencia y sensibilidad en estos temas, han apostado por eliminar las plazas de aparcamiento del centro, con unos resultados muy buenos.
Eliminar, por una parte, el importante número de vehículos que iba al centro sólo en busca de aparcamiento, y por otra, obligar a tener que aparcar fuera, ha conseguido eliminar a un elevado número de los vehículos habituales, eliminando el principal problema existente hasta el momento.
De esta forma, eliminando los incentivos (aparcamiento en el centro), se consigue un plan alternativo que puede resultar aceptable por todas las partes o, al menos, una solución menos polémica.
Veremos sin los resultados son tan buenos con el paso del tiempo como parece en las primeras fechas.