Aunque siempre resulta arriesgado tratar de predecir algún aspecto del futuro, parece que el sector de la automoción camina hacia modelos eléctricos y autónomos.
Las ventajas de estos nuevos modelos son bien conocidas por todos, por una parte su menor contaminación (vehículos eléctricos) y por otra, su previsible mayor seguridad y eficacia (coches autónomos).
Sin embargo, ¿qué otras implicaciones puede tener la adopción de estas nuevas tecnologías en la sociedad?
A esta pregunta trata de responder un interesante artículo de TechnologyReview, cuya fuente puede consultarse aquí.
En primer lugar está la incógnita de cómo va a responder el mercado a, por una parte, la adquisición de vehículos eléctricos cuando ya no estén fuertemente subvencionados (aunque lo lógico es pensar que para entonces habrán reducido precios), y por otra, a los primeras versiones de coche (más o menos) autónomos.
Habrá muchos sectores que requerirán adaptarse a nuevas necesidades, como los talleres, que verán su labor muy reducida (cada vez se precisará más tecnología y menos mecánica), y las estaciones de servicio tradicionales, que se verán sustituidas por estaciones de carga.
Con respecto a las implicaciones de los vehículos autónomos, en el artículo «Un análisis de las ventajas e inconvenientes que presentan los vehículos autónomos» mostramos un amplio listado sobre aspectos que se deben solucionar, o que van a implicar importantes cambios, cuando se adopte el vehículo autónomo de forma generalizada.
Esto son solo algunos ejemplos de un cambio que va a afectar a muchos más sectores: Se popularizarán, en paralelo, sistemas para facilitar la carga de los vehículos eléctricos mientras circulan, se redefinirán modelos como el taxi y los transporte públicos, y se vivirá una auténtica revolución en la movilidad en los próximos años.