Diseñar las infraestructuras y leyes de tráfico teniendo en cuenta cómo son, al menos en determinados momentos, muchos de los conductores y peatones -impacientes, temerarios o despistados- es una de las novedades que presenta el programa Visión Cero, que tan buenos resultados está dando en Suecia para mejorar la seguridad en las carreteras.
El responsable de este innovador enfoque es Matts-Åke Belin, uno de los padres del programa, cuyo anhelo es acabar contando con un sistema capaz de servir realmente teniendo en cuenta las imperfecciones de los ciudadanos, no el que sería un comportamiento ideal.
Siendo que no se puede evitar por completo las distracciones o comportamientos inadecuados, el objetivo es cómo conseguir que éstos problemas ocasionen el menor riesgo posible.
La primera respuesta es reducir la gravedad de los impactos, es decir, si tiene que haber accidentes (aunque cada vez haya menos en Suecia), hay que conseguir que sean lo más leves que sea posible, y esto depende de la velocidad a la que van los vehículos. Por ello, se han reducido de forma significativa los límites de velocidad de los mismos en todas las áreas donde pueden estar con ciclistas o peatones, con el objetivo anteriormente descrito.
Controlar a los conductores con el objetivo de mejorar la seguridad y no cómo medio de recaudar es lo que lleva también a que las carreteras estén repletas de cámaras, que no buscan generar ingresos sino aumentar la conciencia de los conductores, y que han ocasionado una mejora del cumplimiento de la velocidad de los usuarios desde el 50 % inicial al 90 % actual.
Medidas sencillas, unidas a muchas otras, que han conseguido algo muy importante: conseguir que todos los ciudadanos estén concienciados en la necesidad de tener unos espacios más seguros, y que el problema de los accidentes de tráfico pronto forme parte del pasado.