El enorme crecimiento del tráfico en China ha hecho florecer un problema que, hasta la fecha, permanecía escondido: La poca educación vial de la población, que lleva a un sistemático incumplimiento de las leyes de tráfico del país.
Este comportamiento al volante (conducción agresiva, poco respecto de ciclistas y peatones, o desobediencia a lo que indican las señales) está ocasionando un enorme problema en China, convirtiendo los accidentes de tráfico en la primera causa de muerte en el país, lo que ha llevado a los ciudadanos a demandar medidas y soluciones a sus gestores.
Junto con potenciar la formación en Seguridad Vial de la población de China, los responsables de gestionar el tráfico en la región están implantando unos sistemas para detectar aquellos vehículos que se saltan los semáforos en rojo en zonas especialmente conflictivas, como algunas intersecciones, y automáticamente ser capaces de sancionarlos.
Por este motivo, se ha implantado un sistema de vigilancia compuesto por unas cámaras instaladas por encima de las carreteras en las intersecciones, para controlar y detectar vehículos que no paran cuando el semáforo está en rojo. Si el vehículo no se detiene por completo en su zona límite, los sensores que hay implantados en la vía detectan el movimiento, activando automáticamente las cámaras para tomar tres fotografías del vehículo y su matrícula desde la parte posterior. Estas imágenes son enviadas a un ordenador y analizadas por un algoritmo de reconocimiento de matrículas, que lee automáticamente las matrículas, enviando la información ya correcta al departamento de tráfico, para identificar al conductor del vehículo y poder enviarle la multa.
En muy poco tiempo, las propias multas generadas son capaces de pagar lo que vale el sistema, cuya tecnología no es compleja, lo que facilita la implantación del mismo en otras zonas, para conseguir atajar un problema que cada vez resultaba más dramático para la región.