Una de las mayores dificultades que presenta la gestión del tráfico en cualquier región es que, muchas veces, determinadas causas o acciones que en teoría no tienen que ver, acaban repercutiendo de forma muy significativa en el mismo, como ya vimos en el artículo Acciones con resultados poco intuitivos en la gestión del tráfico.
Hoy queremos presentar una de estas relaciones, no obvias a priori, que resalta que los espacios que ofrecen mayores zonas para aparcar, o unos precios muy bajos, se convierten en zonas con un mayor número de atascos, debido a que se genera un estímulo positivo al uso del coche, que de otra forma no existiría.
Investigadores estadounidenses han comprobado que, a medida que ciudades pasaron de 0.2 plazas de aparcamiento por persona a 0.5, la proporción de desplazamientos en coche aumentó desde el 60 al 83 por ciento, unos datos que seguían una pauta muy parecida en diferentes ciudades y regiones.
El experimento también demuestra que la dependencia no es progresiva. Hasta que se llega a un determinado nivel de plazas de aparcamiento, el aumento del uso del vehículo también es proporcional, pero llegado a ese punto, no aparecen variaciones significativas, como es normal por otra parte.
En este caso, la dependencia es bastante intuitiva: Si supone cómodo y barato poder aparcar, eso fomenta el uso del vehículo, mientras que cuanto más se dificulta, más tienden los usuarios a buscar otras fórmulas alternativas.
Por lo tanto, es imprescindible que los responsables urbanos de las ciudades consigan llegar a un equilibrio que, ofrezca aparcamiento urbano, pero no lo facilite de tal manera que perjudique notablemente a otros medios de transporte. Si se desea apostar por una movilidad sostenible, este factor tiene más importancia de lo que, a priori, puede parecer.
En la web de Citylab, fuente de la noticia, aparece más desarrollado el estudio y las conclusiones seguidas por los investigadores, que pueden ser consultados por aquellos interesados en profundizar más en el mismo.