Un grupo de investigadores de la Universidad de Cambridge acaba de dar a conocer un curioso estudio desarrollado que tiene en cuenta el olor de las diferentes zonas de una ciudad para detectar posibles problemas de organización, y ayudar a desarrollar un diseño más armónico de las ciudades.
Para el desarrollo de un estudio, se eligió a un grupo de voluntarios que debían desplazarse por diferentes zonas de la ciudad, etiquetando el olor de cada una de ellas, usando para ello una serie de etiquetas comunes ((“basura”, “tubo de escape”, …), que permitiera unificar criterios.
Posteriormente, se utilizaron técnicas de Big Data para detectar mensajes con etiquetas geográficas en cuentas públicas de Twitter, Flickr o Instagram, de forma que la muestra fuera más que representativa (sin ir más lejos, se analizaron 17 millones de imágenes de Flickr).
El resultado, se presentó de zona gráfica, como podemos ver en la imagen que acompaña al artículo, que se trata de la ciudad de Barcelona, en la cual se muestra asociada al color rojo aquellos olores desagradables, mientras que en verde, se asocian olores relacionados con la naturaleza (motivo por el cual, se concentran en torno a los tres grandes parques de la ciudad).
La primera conclusión que se saca al visualizar los mapas, es muy obvia, y consiste en la alta correlación entre zonas donde los usuarios detectan malos olores con aquellas en las que está demostrado que existe una peor calidad del aire, pasando el efecto contrario en las zonas verdes, que también son las que mejor calidad de aire tienen.
La aplicación de este sistema va mucho más allá de resaltar aspectos obvios y conocidos, pudiendo servir para equilibrar espacios de la ciudad, detectar problemas (muchas zonas seguidas rojas), o poder servir a navegadores para dar a conocer a los usuarios las rutas con un olor más agradable para llegar a un destino.
Fuente de la noticia: http://www.citylab.com/tech/2015/06/mapping-your-citys-smells/394718/