La construcción de carreteras hace necesario en multitud de ocasiones, sobre todo en zonas con un relieve irregular, el corte del terreno mediante maquinaria pesada por donde ha de pasar la infraestructura viaria con la consiguiente formación de taludes. Estos taludes son superficies inclinadas que, dependiendo de sus características geológicas y su composición, pueden presentar inestabilidades lo que provoca que puedan caer sobre la carretera materiales como piedras, tierra o vegetación que pongan en peligro la integridad de los usuarios.
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha desarrollado una tecnología para tratar de asegurar la estabilidad de los taludes mediante la «hidrosiembra» de vegetación específica que pueda desarrollarse en esos taludes. Las plantas por medio de sus raíces son un elemento fundamental en la naturaleza para evitar la erosión que en el terreno pueden provocar el agua y el viento.
La hidrosiembra permite el esparcimiento de semillas, sustancias retenedoras de humedad, adherentes y fertilizantes químicos que aplicada sobre los taludes crea una especie de «tapizados verdes«. Realizada en la época adecuada, esta hidrosiembra permite que se establezca una vegetación en el talud y que las plantas enraícen de manera que sirvan para evitar el desprendimiento de material sobre la carretera.
Para minimizar el impacto ambiental que pudiera tener el uso de productos químicos contaminantes en la siembra, el equipo científico de la UNAM ha desarrollado una formulación completamente orgánica para la mezcla, por ejemplo, para retener la humedad emplean musgo en lugar de hidrogeles. Además se mejora el crecimiento de las plantas a un menor coste.
Esta técnica puede utilizarse casi para cualquier vegetación en taludes con poco suelo o inclinación de hasta 45 grados (para mayores inclinaciones es necesario el uso conjunto de mallas). Los estudios realizados hasta la fecha han demostrado que la hidrosiembra es un método que ofrece mayores ventajas que las que puede aportar el uso de geomalla.