Uno de los grandes proyectos del gigante tecnológico Google es el de acabar de desarrollar su vehículo de conducción autónoma (Google Car) en el que viene trabajando desde hace varios años.
Si los prototipos realizados hasta el momento, en los que han podido ir comprobando el éxito del funcionamiento de su sistema sin conductor, se han llevado a cabo en el modelo Prius del fabricante Toyota, hemos conocido que en fechas recientes los responsables del proyecto han contactado con dos importantes empresas suministradoras de componentes para automóviles (Magna International y Continental AG) para construir su propio modelo de vehículo.
Su idea, tras las dificultades encontradas en incorporar su sistema en los modelos de otros fabricantes por los riesgos que conlleva para estos últimos, es construir directamente su propio vehículo y ser los primeros en lanzar automóviles comercializables con esta tecnología. Con ello disiparían las dudas en los fabricantes que, seguramente con posterioridad, querrían incorporar el sistema de conducción autónoma de Google en sus propios vehículos.
Una de las primeras aplicaciones que desde Google han pensado para los vehículos que fabricaran, sería la composición de flotas de taxis, llamados «Robo Taxis«. Vehículos sin conductor pilotados por su sistema de conducción autónoma que trabajarían bajo demanda a petición de los clientes que tuvieran la suficiente confianza para subirse a un automóvil de estas características.
Obviamente, todo esto queda aún muy lejos. Google debe asegurar primero que los coches de conducción autónoma se legalicen formalmente en los EE.UU. Además, la venta directa de estos vehículos (o flotas) a empresas que gestionasen el servicio de taxi es complicada por el elevado precio que tendrían. Por ello siguen trabajando en distintas áreas para abaratar los costes de fabricación, conseguir sistemas lo más seguros posibles y conseguir de las autoridades las licencias necesarias para el funcionamiento de toda esta infraestructura.