El uso de la carretera como herramienta en la lucha contra incendios: los cortafuegos


Como en cada verano, los incendios forestales reaparecen en estas fechas devorando las masas boscosas de nuestro país. En circunstancias así, y teniendo en cuenta que los incendios se plantean cada vez con mayor frecuencia, es importante tener presente el papel que las carreteras pueden jugar como cortafuegos.

Pese a que la mayoría de estos incendios son de carácter natural, ya que el propio medio necesita regenerarse, no cabe duda de que los incendios forestales suponen un riesgo para la vida de las personas, además de un problema medioambiental.

Cuando se proyecta una infraestructura viaria por una zona forestal en la que exista un alto riesgo de incendios, hay que tener en cuenta ciertas modificaciones sobre el proyecto que permitan convertir a las carreteras en instrumentos para la lucha contra el fuego.

Una de las formas en que se puede utilizar a las carreteras para esta lucha es la de convertirlas en cortafuegos. Para ello hay que tener en cuenta dos factores importantes: por un lado, la carretera debe ser suficientemente ancha para evitar la propagación del incendio; por otro, se debe adecuar la vegetación colindante con la carretera para evitar que sirva para propagar el incendio. De este modo, estamos hablando de unas anchuras que van desde los 12 hasta los 150 metros, en función del terreno sobre el que se asienta la carretera y de la vegetación que la rodea.

Estos detalles cobran mayor importancia si tenemos en cuenta que en estos entornos, la mayor parte de los incendios se suelen originar en las inmediaciones de las carreteras, ya sea por causa natural o fortuita. Por ello, también es importante gestionar correctamente el mantenimiento de los márgenes de las carreteras, utilizando herramiendas de gestión adecuadas para ello, de forma que se garantice su perfecta conservación y evitar que su mal estado inutilice el efecto cortafuegos de las vías.