En muchas calles de nuestras ciudades encontramos en ocasiones elementos instalados en la vía, pensados para aumentar la seguridad en esos tramos, que nos obligan a reducir la velocidad. A esos efectos se instalan badenes, bandas rugosas, pasos de peatones elevados (mesetas) o incluso radares señalizados que hacen que los conductores frenen y circulen a una velocidad adecuada.
Hemos conocido que en calles y carreteras de Canadá se están introduciendo unos novedosos elementos disuasorios para hacer que los conductores moderen su velocidad. Se trata de pegatinas o calcomonías muy realistas pegadas sobre el asfalto que generan una ilusión óptica a los usuarios de la vía para que crean que existen obstáculos en la ruta y se vean obligados a reducir su velocidad.
Por ejemplo, en entornos de zonas escolares, instalan calcomanías en el asfalto que hacen parecer que hay un niño cruzando detrás de una pelota. Otra de estas curiosas imágenes genera la ilusión óptica de que existe un gran socavón en la carretera.
En principio, en ambos casos el efecto disuasorio sólo funciona la primera vez que se pasa por ellos, pero sí sirve para alertar al conductor cada vez que circula por allí de la necesidad de moderar su velocidad ya que puede encontrarse obstáculos reales.
La ventaja de este sistema es que las imágenes son fácilmente movibles y pueden reutilizarse en otras zonas de la ciudad ahorrando los costes de instalación de los comunes elementos físicos sobreelevados.