La Comisión Europea presentó el pasado 28 de marzo la estrategia a seguir a largo plazo en materia de transporte en la Unión, con el objetivo fundamental de conseguir, para el año 2050, una reducción del 50 % de los vehículos alimentados con combustibles convencionales, y la prohibición de la circulación de éstos por las ciudades.
Para conseguir estos ambiciosos objetivos, se han articulado una serie de medidas concretas a realizar, en un documento llamado «Libro Blanco – Hoja de ruta hacia un espacio único europeo de transporte: por una política de transportes competitiva y sostenible«
Aunque no sabemos a ciencia cierta cómo puede evolucionar el transporte por carretera y las distintas alternativas a los motores tradicionales, nos hacemos eco de un artículo publicado en Deutsche Welle sobre una investigación que científicos alemanes han llevado a cabo para tratar de aventurar cómo podría ser el escenario de la movilidad con el que nos encontraremos dentro de 40 años.
En el Centro alemán de Aeronáutica y Astronáutica han desarrollado un simulador, llamado Vector 21, que puede ayudar a predecir cómo serán las carreteras y los vehículos en el futuro, basándose en los hábitos de compra, en las tecnologías existentes y en los posibles incentivos políticos y la evolución de la economía. Según sus creadores, el simulador es útil porque es dinámico y puede reproducir los factores que pueden influir en los hábitos de compra de los usuarios como las subvenciones a determinadas tecnologías.
Según los resultados obtenidos por el estudio, sólo subvenciones mantenidas a lo largo del tiempo podrán tener la influencia suficiente para modificar los hábitos de compra actuales. En caso de que éstas fueran solo pasajeras, las tecnologías alternativas tendrían solo éxito durante ese periodo de subvención ya que resultan demasiado caras para los usuarios cuando no están subvencionadas. Según la simulación, en este caso, en 2030 el 75 % de los vehículos serían híbridos (con motor de combustión y motor eléctrico).
En un segundo experimento en el que se subvencionase a largo plazo el vehículo de hidrógeno (con menos emisiones de CO2) han podido concluir que para 2030 el 25 % serían vehículos de hidrógeno, otro 25 % serían vehículos eléctricos y el 50 % serían vehículos eléctricos dotados de motor de combustible para aumentar la autonomía en largas distancias.
A priori ya parece demasiado aventurado asegurar que en un mercado altamente subvencionado, para 2030 no habría vehículos con combustibles convencionales (aspecto que ahora mismo veo como muy improbable), pero sí que resulta significativo (y muy preocupante) comprobar la incidencia que pueden tener las subvenciones en este mercado
La conclusión principal ofrecida por este simulador es que en la reducción de emisiones de CO2 influyen más las decisiones políticas y las subvenciones que se ofrezcan a los usuarios que lo que puedan ofrecerlas propias tecnologías por sí mismas. Además, destacan que en nuestros hábitos de compra influyen mucho en nosotros las costumbres y somos reacios al cambio de tecnología en la compra de nuestro vehículo, por lo que, en circunstancias normales, aún en 2040 el 75% de los vehículos en Europa serán de motores de gasolina o gasoil.
Esperemos que la propia evolución de la tecnología, y la concienciación de los usuarios demuestren, por el bien de todos, que el estudio estaba equivocado, porque desde luego lo que no es sostenible a medio plazo es crear un mercado artificial sólo basado en subvenciones.