(A continuación transcribo el artículo publicado en el HuffingtonPost el pasado sábado, 18 de Agosto).
Tan acostumbrados estamos en los últimos tiempos a recibir malas noticias relacionadas con la «marca España» que está comenzando a germinar entre la población un creciente pesimismo y desconfianza en las posibilidades reales de este país, que no hace sino acrecentar el problema que tenemos. Si esto lo unimos con esta costumbre tan nuestra de balancearnos entre extremos, obviando las señales de peligro en épocas de abundancia, y descartando lo positivo en momentos de crisis, el coctel se presenta explosivo.
Porque, ¿acaso no tenemos motivos que nos permitan confiar en que España puede salir de esta crisis y retomar una época de crecimiento? Pues sí, desde luego que los tenemos, y en este mismo artículo vamos a enumerar unos cuantos. Dejando que expertos de otros sectores presuman de, por ejemplo, tener los bancos más solventes de Europa, la empresa de telecomunicaciones mejor considerada del mundo o empresas energéticas con amplia presencia internacional, yo voy a centrarme en un sector que conozco un poco mejor, como es el de las infraestructuras.
Los nuevos retos que plantean las ciudades e infraestructuras inteligentes, las oportunidades surgidas del desarrollo de los países emergentes, y la necesidad de gestionar de forma integral el transporte en nuestro planeta, plantean un escenario de negocio muy suculento para las empresas que sean capaces de posicionarse correctamente.
¿Cómo están colocadas nuestras empresas para hacer frente a esta gran demanda de trabajo? Pues de la mejor forma posible:
- A nivel de infraestructuras, tenemos una de las mejores redes de carreteras de Europa, y contamos con un medio de transporte como es el AVE, que es la envidia de países de todo el mundo, y un modelo a seguir en Estados Unidos.
- A nivel de tecnología, nuestras empresas están aportando las soluciones para la gestión del tráfico, el transporte y las carreteras, con sistemas pioneros en todo el mundo
- A nivel de empresas tenemos tres compañías (ACS, Ferrovial y FCC) situadas en el top ten de la construcción europea, y otra (OHL) que está en los primeros puestos de diversificación internacional.
- A nivel de competitividad, nuestras empresas están consiguiendo ganar lo principales contratatos de infaestructuras internacionales, como el AVE del desierto, gracias a la buena percepción que se tiene fuera de la solvencia técnica de nuestras empresas.
- A nivel de apuesta por el futuro, nuestro país se ha convertido ya, sin ninguna duda, en un referente obligado cuando se habla de ciudades inteligentes.
¿Acaso no tenemos motivos para ser optimistas? Nos toca a todos cambiar el chip, pagar «por nuestros pecados» y recuperar la confianza en nosotros mismos, porque a la vista está que sabemos hacer las cosas tan bien, o mejor, que los demás.