A la hora de diseñar el trazado de una carretera, junto con los criterios puramente económicos (coste) y funcionales (seguridad, comodidad, utilidad), es importante no olvidar también los aspectos medioambientales, destinados a minimizar el impacto de la integración de este nuevo elemento en el entorno por el que va a discurrir.
El impacto causado en el medio natural por el que transcurre la carretera no tiene que ver únicamente con la posible eliminación de masa forestal o los movimientos de tierras generados con los trabajos. Necesariamente, el transcurso de una nueva infraestructura lineal a lo largo de un paisaje natural crea por si solo un elemento que puede resultar negativo para la estética del entorno.
Para tratar de paliar este resultado negativo en la estética del entorno, surje el concepto de «Integración paisajística«, que podemos definir como los trabajos dedicados a que la relación entre las vías y el paisaje resulte lo más armoniosa posible, maximizando la capacidad de interacción de las carreteras con el paisaje. Obviamente, la integración paisajística de la carretera debe ser un factor a tener en cuenta desde el propio proceso de confección del proyecto hasta su ejecución.
La relación entre el paisaje y la carretera puede darse en 2 sentidos:
- Desde el entorno hacia la carretera: La observación del paisaje hacia la vía permite medir el grado de integración de la infraestructura con la configuración natural del territorio. Si de esta observación la carretera no queda integrada como un componente más, se tomará como un agente de agresión que reduce la calidad paisajística del entorno.
- Desde la carretera hacia el entorno: Observar el entorno desde el punto de vista de un usuario de la vía debe permitir visualizar los principales elementos naturales y culturales del entorno por el que discurre.
La integración de una nueva vía en un entorno natural debe enfrentarse a varios problemas objetivos: Intrusión visual de la vía, pérdida de vegetación, o fragmentación del entorno por la plataforma, entre otros. El objetivo de toda integración debe ser:
- Mantener (y a ser posible, recuperar) los valores paisajísticos preexistentes.
- Dotar de sentido a la nueva vía
- Generar un paisaje conjunto de calidad
Para conseguir estos objetivos, aunque no existen unas soluciones tipo a aplicar (en cada caso han de adaptarse las medidas a las particularidades de cada paisaje), sí que podemos indicar algunas actuaciones que suelen realizarse para mejorar la integración:
- En fases iniciales: Determinar las particularidades del paisaje, delimitar intervalos paisajísticos (con características comunes), o valorar posibles daños que la estructura pueda realizar en el paisaje.
- En fase de trazado: Comprobar la visibilidad, reducir trazado, equilibrar desmontes, recuperar antiguas vías o acequias, etcétera.
- En fase de construcción: Colocar elementos visuales (muros piedra, vallas maderas, etc…) que se integren bien con el pasisaje, replantar vegetación coherente con el paisaje y señalizar la vía convenientemente.