Si alguien creía que el peligro era luchar contra una serpiente Taipan, ser el sherpa de Juanito Oiarzabal o vacilar en una discoteca a Mike Tyson, es porque gracias a Dios, su navegador del coche nunca lo dirigió a una de estas carreteras.
Desde luego, se trata de caminos que parecen diseñados por algún creador maquiavélico de videojuegos, aunque por desgracia, existen en la actualidad.
-> La carretera Siberiana de Yakutsk, en Rusia, oficialmente considerada la autopista de Yakutsk, que cuando no está completamente congelada por el hielo y la nieve está llena de barro.
-> La ruta de la Muerte de Bolivia. Discurre entre La Paz y Coroico y durante un buen trecho no es más que un precipicio estrecho.
-> Las autopistas heladas de Alaska y Canada (James Dalton Highway):Estas autopistas que transcurren sobre el mar helado se construyen todos los años para dar servicio a las minas del noreste de Canadá. A la propia peligrosidad de conducir sobre el hielo, se une la del manejo de camiones de gran tonelaje que ya de por sí son todo un peligro.
-> La interminable recta del desierto de Atacama, en Chile, desde Arica a Iquique. En este caso, el peligro no está en las curvas ni en las estrecheces. La elevada mortandad de estas carreteras está en la monotonía y en el cansancio, que provocan que la gente se duerma o preste poca atención con consecuencias más que terribles.
-> La autopista de Tarim en China, lugar también conocido como el “Mar de la Muerte”. Durante años el avance de las dunas cubriendo la carretera ha sido un quebradero de cabeza para las autoridades. También en China, podemos toparnos con la carretera Sichuan-Tíbet, donde las avalanchas y los deslizamientos de tierra se llevan todos los años por delante a una buena cantidad de usuarios.
-> La vieja carretera a Porto Moniz, en Madeira, que transcurre junto al océano, sobre cortados y acantilados, atravesando diversos túneles a través de la roca.
-> La carretera Stelvio Pass Road Trollstigen, de Italia, que se trata de la montaña más alta pavimentada de los Alpes orientales.
-> La carretera Hindustan-Tíbet, una vieja vía comercial que atraviesa las montañas entre cortados y precipicios imposibles. Para los que alguna vez la tengan que transitar en transporte público, decir que la media de edad de los autobuses que van por esta ruta es de unos veinticinco años.
-> La carretera Transfagarasan de Rumanía, que trancurre de norte a sur a través de las montañas más altas de los Cárpatos, conectando los dos picos más altos.
-> La carretera Karakórum, en Pakistán, que se trata de la la carretera internacional asfaltada a más altura del mundo (atraviesa las montañas del mismo nombre a través del paso de Khunjerab a 4693 metros de altura). También en Pakistán, nos adentramos por la carretera Fairy Meadows. Este camino de grava suelta construido por los lugareños asciende hacia uno de los picos más altos del mundo, el Nanga Parbat. Durante 10 kilómetros uno se juega el pellejo rezando para que no fallen los frenos en ninguna de sus curvas
-> La Irohazaka Winding Road de Japón, asciende hasta el lago Chuzenji, en el parque nacional de Nikko, situado a los pies del volcán del monte sagrado Nantai. Esta carretera también era un camino sagrado hace tiempo y no todos tenían permitido transitar por ella. Tenía 48 curvas, cada una con una letra del antiguo alfabeto japonés y se descendía siempre por un trayecto diferente al de subida, para poder completar el camino sagrado.
-> El espinazo del diablo, en México, cuyo trayecto transcurre desde Mazatlán hasta Durango, atravesando la Sierra Madre y cruzando decenas de profundos barrancos. Curvas cerradas con un asfalto bacheado que bordea cortados y peñascos a más de 2000 metros de altura que, en las últimas horas de la tarde, se suele cubrir de una niebla espesa que atrapa a los conductores menos precavidos, convirtiendo cada curva y cada estrechez del camino en una verdadera odisea.
Seguro que no están todas las que son, pero viendo las imágenes sí que podemos asegurar que son todas las que están…