Los coches autónomos ya están aquí, ¿estamos preparados?


La irrupción de Google en la industria automovilística con su proyecto Google Cars ha producido una auténtica revolución en el sector y ha conseguido concienciar a la población de que el sueño de un coche autónomo ya es algo técnicamente posible.

La tecnología que permite a un coche funcionar sin conductor no es excesivamente compleja, pero Google ha conseguido aportar algo que resulta esencial: fiabilidad y autoridad. La producción del primer modelo comercial (superada la fase de realización de prototipos) ha venido acompañada de la reciente aprobación de la una ley que permite circular a estos vehículos en el estado de Nevada, en los Estados Unidos.

Estamos asistiendo al inicio de una auténtica revolución en la forma de desplazarnos por nuestras carreteras. Es necesario pensar cuanto antes las medidas que se deben tomar para establecer un marco legislativo adecuado que garantice la coexistencia de vehículos tradicionales y autónomos. Al mismo tiempo hay que tratar de diseñar las nuevas necesidades de infraestructuras.

Un mundo con coches autónomos deberá replantear elementos que hoy consideramos habituales como semáforos y señales. Configuraciones lineales más eficaces, protocolos de actuación ante incidencias y utilización de sistemas integrados para la gestión de las vías serán los ejes sobre los que se asentará la seguridad vial del futuro.

Resulta fundamental comenzar a hacer todas estas reflexiones porque este escenario está mucho más cerca de lo que parece. Es necesario que las autoridades no se queden paralizadas y anticipen esta situación. Tenemos el ejemplo de Nevada, que ya permite la circulación de estos vehículos por determinadas zonas, siempre que estén identificados, puedan circular también en modo manual, y se desplacen en todo momento con un conductor que pueda encargarse del vehículo.

La aprobación de esta primera ley dista mucho de ser un hecho meramente anecdótico, y es importante que le demos la importancia que tiene como precursora en la adaptación de nuestras normas de circulación y convivencia a las nuevas necesidades surgidas en las ciudades inteligentes.